domingo, 12 de octubre de 2014

No estoy decepcionada de la vida, pero sí de las personas.

De decepción en decepción, así voy y no paro. Últimamente me estoy llevando muchas decepciones de gente que realmente pensaba que le importaba un poco, al menos un 1% comparado con lo que ellos me importan a mi. Realmente no es así, la mayoría de ellos simplemente piensan en ellos mismos, se preocupan por sus problemas, no miran alrededor, están tan metidos en su "burbuja feliz" que no saben que un día esa burbuja puede explotar porque la realidad puede que les llegue de golpe y no se preocupan por los demás. Últimamente veo que cuando necesitan un consejo, ayuda, unas palabras de aliento o simplemente "aguantar sus penas", recurren a mí y yo, que no sé si es porque soy buena o simplemente porque me he acostumbrado, les ayudo, les escucho, les aconsejo y a veces, incluso a la distancia, les intento solucionar el problema. Pero...¿Que pasa cuando dejas de hacerlo? Ah...¡Ya se! Quedas como la mala de la película, como siempre suele pasar y realmente, duele. Duele que no te valoren, que no valoren una amistad y que cambie cuando no has hecho nada malo para que cambie, cuando simplemente has hecho que funcione esa amistad. ¿Tanto cuesta mirar alrededor y preocuparse alguna vez por quién son tus "amigos"? Veo que sí.


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