sábado, 22 de noviembre de 2014

Nunca regresarás.

Y ese beso que me diste me dejó sin aliento, me dejo sonriendo, mientras tú te marchabas. Pensaba que volverías, me lo imaginaba riendo, recordando aquél beso que nos dimos mientras mirábamos el amanecer. Que ilusa fui al pensar que volverías, al pensar que en verdad tu me querías. Vivía sin saber que ese beso tenía sabor a despedida, que era tú adiós y que no regresarías. Llorando me encuentro en medio de la oscura noche, pensando en que nunca volverás, que te has llevado parte de la vida que nunca regresará. Es parte de la vida que quedará guardada en el baúl de las ilusiones rotas, de las esperanzas perdidas y de las despedidas silenciosas.


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