sábado, 24 de agosto de 2013

Historias del pasado vuelven a mi mente.

Encontrar viejos textos, antiguos poemas, recordar las situaciones cuándo escribí todo ello, cómo cambian las cosas, que rápido pasa el tiempo. Recuerdo cuando escribía poemas, cuando iban dirigidos a “mi primer amor” no correspondido.
 Que corto el amor y que largo el olvido. Recuerdo los textos tristes, las noches de llanto, cuándo abraza al peluche para ahogar el sonido roto de mi corazón. 
He vivido ilusiones y desilusiones, he llorado de felicidad y de tristeza, he sonreído a más no poder y he estado deprimida como la que más. Pero es parte de la vida, es parte del “destino”.
Porque a base de golpes se aprende, porque a base de golpes uno se hace más fuerte. Aunque a veces, tantos golpes seguidos haces que te quedes sin esperanzas, haces que pienses porque el destino no está de tu parte, pero el tiempo, como siempre, hará que llegue lo bueno y que todo los momentos malos no se puedan comparar con todos los buenos que nos queda por vivir. 


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