Encontrar viejos textos,
antiguos poemas, recordar las situaciones cuándo escribí todo ello, cómo
cambian las cosas, que rápido pasa el tiempo. Recuerdo cuando escribía poemas,
cuando iban dirigidos a “mi primer amor” no correspondido.
Que corto el amor y que
largo el olvido. Recuerdo los textos tristes, las noches de llanto, cuándo
abraza al peluche para ahogar el sonido roto de mi corazón.
He vivido ilusiones
y desilusiones, he llorado de felicidad y de tristeza, he sonreído a más no
poder y he estado deprimida como la que más. Pero es parte de la vida, es parte
del “destino”.
Porque a base de golpes se aprende, porque a base de golpes uno
se hace más fuerte. Aunque a veces, tantos golpes seguidos haces que te quedes
sin esperanzas, haces que pienses porque el destino no está de tu parte, pero
el tiempo, como siempre, hará que llegue lo bueno y que todo los momentos malos
no se puedan comparar con todos los buenos que nos queda por vivir.
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